La agonía de buscar y no encontrar

Fuente: diariodeavisos.com


Madeleine McCann, Yéremi Vargas, Sara Morales…, son sólo algunos de los rostros de una tragedia que, desgraciadamente, está adquiriendo tintes de cotidianidad en nuestro país en los últimos años. Es el drama de los niños desaparecidos, una lacra que ha vuelto a las primeras páginas de los medios a raíz del caso de los dos menores cordobeses que, supuestamente, se perdieron en un parque de la ciudad andaluza hace ya dos semanas.


El fenómeno de los niños desaparecidos, no obstante, no es nuevo, hasta el punto de que desde 1981, el 25 de mayo se celebra en todo el mundo el Día Internacional de los Niños Desaparecidos, en recuerdo de las familias que, por causas desconocidas, han perdido a alguno de sus hijos. 


No se sabe a ciencia cierta qué o quién está detrás de un fenómeno que, por momentos, está alcanzando proporciones preocupantes. No en vano, según cifras de Child Focus, el Centro Europeo para la Búsqueda de Niños Desaparecidos, en Italia se ha perdido la pista a 1.850 niños desde 2009; en Bélgica y Holanda, a 1.022; en el Reino Unido se contabilizan cerca de 70.000 la última década. Y sólo en España, fuentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado estiman que cada año se presentan unas 20.000 denuncias por casos de este tipo, muchos de los cuales están todavía por resolver.

El caso del pequeño Yéremi Vargas conmocionó a la opinión pública del Archipiélago hace unos años. / DA
El caso del pequeño Yéremi Vargas conmocionó a la opinión pública del Archipiélago hace unos años. / DA

Para Flor Bellver, psicóloga y presidenta la Asociación de Familiares de Personas Desaparecidas sin Causa Aparente (Inter-SOS), dado que es un problema que abarca tantos ámbitos y es muy complejo, la situación “desborda a las familias”. “Hay que tratar con policías, jueces, medios de comunicación,…, muchas veces en un lenguaje críptico, para el que la mayoría de las personas no estamos preparados”, añade Bellver, quien recuerda que “en la actualidad sólo existen en el Código Civil materias referidas a la Ley del Ausente, con plazos muy claros sobre la declaración de defunción que debe asumir la familia”. Ésta, según la psicóloga, es la principal damnificada de una desesperante situación que es difícil de asumir. 


“Si imaginamos que desaparece el cabeza de familia, el que aportaba su sueldo a la unidad familiar, las leyes son muy rígidas. Deja de percibir su sueldo, se congelan las cuentas bancarias, etcétera. Todo queda en suspenso hasta la resolución del caso. Esas familias quedan desamparadas, sin apoyo material, asesoramiento jurídico ni acompañamiento psicológico”.


Investigaciones

En el caso de los menores, la ausencia se torna mucho más “desesperante”, expone Joaquín Amills, presidente de SosDesaparecidos, entidad que fundó a raíz de la desaparición de su hijo hace ya más de tres años. Para él, “las primeras horas pueden ser claves”, por lo que es necesario actuar con celeridad. “Cada día las posibilidades son menores, pero no por ello hay que rendirse, porque cada día que unos padres no tienen a sus hijos, que no pueden llorar donde están reposando, los llevan más en su corazón; y por ellos, por su inocencia y sensibilidad, deben seguir luchando y exigiendo que los sigan buscando”, espeta.


En la misma línea se manifiesta Jaime Fontanals, perito judicial por la Universidad Autónoma de Barcelona, miembro de la Asociación Profesional de Detectives Privados de España (APDPE), autor del libro ¿Dónde estás? y director del blog Alerta Desaparecidos. En su opinión, lo primero que se debe hacer es determinar si una desaparición es voluntaria o involuntaria. “Para ello, basta contestar a las siguientes preguntas: ¿ha desaparecido en anteriores ocasiones?, ¿se llevó dinero o documentación?, ¿falta ropa o efectos personales? En el caso de que la respuesta sea negativa, hay que actuar de inmediato y comunicar a la policía estos detalles”, denota Fontanals, quien reitera que “no hay que esperar que transcurran las 24 horas de rigor, sino avisar de inmediato”. 


La empresa, en cualquier caso, se torna complicada, ya que tampoco la Policía dispone en muchos casos de medios, incluso de acciones legales para realizar sus investigaciones, aunque los miembros pertenecientes a los cuerpos y fuerzas de seguridad se esfuercen personalmente lo indecible en resolver estos casos.

La identificación genética, clave en la búsqueda de desaparecidos. / DA
La identificación genética, clave en la búsqueda de desaparecidos. / DA

Identificación genética y trata de personas

En 1998, el grupo de investigación del Departamento de Medicina Legal y Toxicología de la Universidad de Granada ideó un programa de identificación genética de personas desaparecidas (Programa FÉNIX), para la determinación de cadáveres o restos que no se pudiesen identificar empleando métodos tradicionales. Su finalidad era prestar ayuda a los familiares de las personas desaparecidas. 


Este programa fue pionero a nivel mundial, puesto que anteriormente no existía ninguna base de datos con estos fines. Esta iniciativa fue apoyada por la Guardia Civil y el Ministerio del Interior, lo que permitió la creación de un programa nacional de identificación de cadáveres y restos de desaparecidos. También a través del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada, en 2004 se puso en marcha el Proyecto DNA-PROKIDS, centrado en la lucha contra el tráfico de seres humanos a través de la identificación genética de las víctimas y sus familiares, especialmente en niños. Tras un estudio piloto en países de Centroamérica y Asia, llevado a cabo entre 2006 y 2008, hace dos años se decidió su ampliación definitiva con alcance mundial.


Claves y consejos

¿Qué hacer? En primer lugar, reflexionar y valorar las costumbres y hábitos del desaparecido. Luego, hablar con las personas con las que se haya relacionado el día de la desaparición. Hacerse una primera hipótesis de lo que puede haber pasado. Si no hay ninguna explicación clara, acudir enseguida a la Policía para formalizar una denuncia. Entrevistarse con el responsable principal y preguntar qué más se puede hacer para ayudar a su localización. Luego, hacer pública la desaparición ante los medios de comunicación: prensa, radio y televisión.


¿Cómo actuar? Editar y repartir carteles con la fotografía y datos característicos, indicando como contacto el número de la Policía. Se pueden repartir en estaciones de tren, autobuses, metro, comisarías, juzgados, hospitales, mercados y otros lugares muy frecuentados. Ponerse en contacto con otros servicios o instituciones que pueden ayudar: policía municipal, bomberos, guardas forestales, servicios sociales, etc. Alojar los datos personales y la fotografía en una página de Internet y hacer la difusión por la Red. Contactar con todas las personas con las que mantenía una relación importante para encontrar algún indicio. Mantener entrevistas periódicas con la comisaría que lleve el caso. Conocer todos los ambientes donde se relacionaba la persona desaparecida. Crear un grupo de apoyo con amigos y compañeros de la persona y de la familia con encuentros periódicos para analizar el caso y ver qué más se puede hacer. 


¿Cómo ayudar? La colaboración de los ciudadanos tiene una gran importancia a la hora de poder ayudar a las familias de los desaparecidos, ya que las primeras 48 horas son de extrema importancia. Las alertas lanzadas por sosdesaparecidos, tanto por e-mail como las redes sociales, tienen que ser difundidas por todos los cibervoluntarios que se presten. Además, una manera importante de ayudar es participar en la campaña de carteles y de búsqueda sobre el terreno bajo control de las fuerzas y cuerpos de seguridad.