Fuente: teinteresa.es
En muchas ocasiones, son los propios familiares los que se ven obligados a ejercer como detectives, a encontrar pruebas para tratar de reabrir los casos.
La falta de recursos policiales hace que muchos desaparecidos caigan en el olvido cuando se cierra la investigación o se reaccione tarde a la denuncia.
Desaparecieron un día, sin causa aparente, y nadie los ha vuelto a ver. Pasa el tiempo y las esperanzas de encontrarlos se desvanecen, caen en el olvido y las autoridades abandonan su búsqueda. Abocados a desaparecer más de una vez. Esa es la conclusión que Flor Bellver, presidenta de la Asociación de Familiares de Personas Desaparecidas sin causa aparente Inter-Sos, describe para retratar este drama social.
Cerca de 14.000 personas desaparecen cada año en España, sin que sus familias sepan por qué, cómo o dónde están, según datos del Ministerio del Interior. “Por regla general, se resuelven el 90 y pico por ciento”, cuenta Bellver, aunque advierte de que la estadística lleva dos años sin actualizarse.
Desde que se unificaron las bases de datos de desaparecidos, “parece que técnicamente es muy difícil ofrecer una cifra concreta, aunque desde Inter-Sos seguimos pidiendo el dato”, denuncia la presidenta. Sin embargo, desde la asociación tienen constancia de al menos 4.500 restos humanos que están sin identificar. “Si pudieran cruzarse los datos con el ADN de los familiares, probablemente se resolvería un alto porcentaje de casos”, asegura Bellver.
Inter-Sos atiende en estos momentos alrededor de 60 casos, pero desde el inicio de la asociación en 1998 han pasado ya más de 200 familias. Algunos de ellos tan mediáticos como el caso de los niños de Córdoba, José y Ruth. Sin embargo, no todos los casos reciben tanta visibilidad en los medios.
¿Qué pasa con las personas que nunca aparecen? “Caen en el olvido. Si la policía no obtiene más pruebas, los jueces archivan los casos”, explica. Asegura que, en muchas ocasiones, son los propios familiares los que se ven obligados a ejercer como detectives, a encontrar pruebas para solicitar que se reabran los casos. Casi siempre sin éxito.
La asociación ayuda a estas personas con cada vez menos medios. Y ahora les han denegado las ayudas públicas. “Nuestros colaboradores ofrecen asesoría jurídica, pero los trámites son complicados, farragosos y caros”, explica Bellver. Lo mismo que en el terreno psicológico, el más sensible en estos casos, donde psicólogos voluntarios, pero formados en duelo complicado y emergencias, se convierten en el único refugio para las familias.
La presidente de Inter-Sos cree que la labor policial también está mermada por el abandono y la falta de recursos. “Pedimos grupos especializados, no la creación de grupos nuevos, sino la especialización de los ya existentes. Pedimos coordinación entre todas las unidades”, reivindica y recuerda que racias al trabajo de Inter-SOS, los Mossos d’Esquadra tiene desde hace unos años un equipo dedicado a las desapariciones.
“Pedimos más días de activación de búsquedas”, sentencia. En la actualidad, asegura que se aceptan las denuncias por desaparición en el momento en el que llega la familia, pero siguiendo una ley no escrita la policía recomendaba esperar entre 24 y 48 horas para ver si la persona regresaba. Sin embargo, las primeras horas se ha demostrado vitales y, poco a poco, la Policía corrige estos viejas prácticas.
Y, sobre y por encima de todo, el dolor de las familias. “La primera reacción es de incredulidad, el bloqueo. El tiempo juega en contra del caso”. Si a ello se le une la poca colaboración en las activaciones de búsqueda, la falta de apoyo y de respuesta, “la situación se vuelve insostenible”, explica Bellver, psicóloga de profesión.
“Con el tiempo, tienen que aprender a gestionar el estrés crónico y la incertidumbre pero resulta muy difícil volver a lo cotidiano con esa ausencia y con el no saber”.